AMIANTO

El amianto y la salud

Efectos perjudiciales para la salud

El polvo de asbesto, formado por pequeñas pareculas, puede ocasionar graves daños pulmonares. Estas fibras se pueden separar en el ambiente y al ser inhaladas, y pasado un tiempo crear unas afecciones fibrosantes de la pleura y el pericardio, que provocan restricción respiratoria o cardiaca, desarrollándose una lista de neoplasias relacionadas con esta sustancia.

En España, la mortalidad relacionada con la exposición al amianto ha aumentado en los últimos años, habiendo diversos estudios e investigaciones que estiman que en el 2040 el amianto será responsable de entre 45.000 y 55.000 muertes en España.

El amianto, en todas su variedades, está clasificado según la Legislación Española como cancerígeno de primera categoría, es decir, “sustancias que se sabe, son carcinógenas para el hombre”, por lo tanto es de aplicación plena el Real Decreto 665/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo.

Los principales efectos sobre la salud derivados de la exposición al asbesto son: La asbestosis (fibrosis pulmonar), el cáncer de pulmón y el mesotelioma (pleural o peritoneal), habiéndose encontrado también asociación con otras neoplasias (carcinomas gastrointestinales o de laringe). Existe también la sospecha, no confirmada, de que el asbesto puede producir otros cánceres (riñón, ovario, mama).

Se define como una fibrosis intersticial pulmonar difusa producida por exposición a polvo de amianto, que puede afectar al parénquima y a la pleura visceral y parietal. Es clínicamente indistinguible de las fibrosis pulmonares producidas por otras causas. Los síntomas y signos clínicos que suelen acompañar a la asbestosis son disnea y tos, crepitantes inspiratorios en campos medios y bases pulmonares y acropaquia. Pueden producirse anomalías funcionales respiratorias tales como alteración de la difusión alveolocapilar y un patrón restrictivo que puede asociarse a obstrucción. La disminución de la capacidad de difusión pulmonar es el parámetro que se altera más precozmente y su deterioro suele ir parejo a la evolución de la enfermedad. La alteración de la función pulmonar puede continuar aun cuando ha cesado la exposición y en ausencia de signos radiológicos de asbestosis. La disnea al esfuerzo es habitualmente el primer síntoma, aunque es de aparición tardía La tos es no productiva, y no aparece en todos los casos. En casos avanzados puede aparecer astenia, cianosis y otros síntomas.

Existe una relación dosis-respuesta entre el riesgo de contraer cáncer de pulmón y el nivel de exposición a asbesto; exposiciones muy bajas parecen no incrementar el riesgo. El riesgo de cáncer de pulmón se incrementa notablemente si la exposición al asbesto se combina con el hábito tabáquico. La eliminación de la exposición al amianto es la única manera eficaz de prevenir la aparición de estas enfermedades. La exposición a menores dosis no tiene por qué ser menos peligrosa, dado que no existen niveles de seguridad mínimos, es decir, no existe una concentración mínima por debajo de la cual la exposición a las fibras de amianto sea segura. Cualquier potencial fuente de amianto debe ser eliminada, utilizando las técnicas y los equipos de protección adecuados.

Es un tumor difuso maligno del mesotelio, que puede afectar a la pleura, el peritoneo y el pericardio, aunque es más frecuente la localización pleural. La localización peritoneal requiere una mayor exposición al asbesto. Los anfíboles, sobre todo la crocidolita, muestran mayor poder carcinogénico que el crisolito. Ello parece estar relacionado con el diámetro y la configuración de las fibras, las de crocidolita son de diámetro y longitud pequeños; ello favorecería la penetración de las fibras hasta alcanzar la pleura. El mesotelioma pleural se asocia a asbestosis en un 25% de los casos, mientras que el mesotelioma peritoneal se asocia frecuentemente a la asbestosis, debido en estos casos a exposiciones intensas al amianto. La gran mayoría de mesoteliomas se deben a la exposición a asbesto.